Las formas en que los pedófilos se comunican en Internet sin ser descubiertos

Utilizan palabras importantes para hablar y intercambiar material de niños siendo abusados sexualmente. Trabajan en grupos de 20 a 50 personas.

Policiales18/11/2024Alejandra LarreaAlejandra Larrea
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Manos de niños en una de las paredes de una casa allanada en el megaoperativo contra la pornografía infantil.Manos de ni

Los jefes de las bandas que se dedican a la explotación infantil y a vender material de abuso sexual operan de manera independiente. Cada grupo cuenta con 20 a 50 miembros y no suelen tener contacto con otras organizaciones. Por eso es difícil desmantelar las redes.

Los fiscales y agentes que luchan contra este crimen deben entender cómo funciona la "internet oculta" y el lenguaje que los delincuentes usan en los chats para no ser detectados.

Hay un “diccionario del pedófilo” que sólo conocen quienes están en este mundo oscuro: cuando se habla de “caldo de pollo” el interlocutor refiere a que tiene “acceso a menores para ser abusados”. Ofrece o busca esa "categoría", según se desprende de las comunicaciones interceptadas por los investigadores.

Una “mariposa azul” es un varón menor de edad. Puede ser que tenga "PHP" (se cree que la traducción sería "para hacer p...") a un menor. Ya sea disponible entre sus materiales guardados o con acceso para eventual abuso. Si escriben “mariposa rosa”, refiere a imágenes o videos de una niña.
Si en un chat se lee la palabra “nudes” es porque el usuario ofrece menores desnudos. Otros, menos rebuscados usan "lolita" o "teen" (para aludir a adolescentes); "pedo" (para identificar a un pedófilo, porque se autodefine como tal o porque tiene material de pedofilia) y palabras en otro idioma ("chid", "boys", "girls").

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Los fiscales que trabajan juntos en el área de Delitos Relacionados con la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming de la Procuración, añaden palabras al diccionario para hacer más fácil buscar en internet y en la deep web.

Gran operativo histórico contra el abuso infantil.
Todo este complicado asunto se refleja en los documentos que resultaron en los 114 registros que el departamento que combate la pornografía infantil y el acoso en línea de la Procuración General de la Provincia llevó a cabo el martes pasado. Hubo operativos al mismo tiempo en 65 ciudades de la provincia de Buenos Aires que resultaron en la detención e imputación de 21 personas.

Los acusan de cometer delitos relacionados con material sexual de menores y corrupción de menores. La operación también consiguió rescatar al menos 64 personas. Algunas fueron sacadas del lugar donde ocurrían los malos tratos y se grababa el contenido.

Al menos seis niños rescatados son parientes cercanos de los abusadores que están ahora bajo arresto.

La actividad ilícita constituida en formato de “células” requiere de un trabajo artesanal para encontrar a los organizadores de este delito. “Hay que buscar uno por uno. Rastrear las conversaciones de Telegram, que es la plataforma preferida de estos delincuentes. Porque la empresa no permite acceder a las identidades”, dijeron fuentes del Ministerio Público.

Así fue como una decena de detenidos –considerados jefes de las células- fueron apresados por estas maniobras en lugares tan disímiles como Tres Arroyos, Pergamino, Mar del Tuyú, Santa Teresita, Rafael Castillo, San Justo, Tristán Suárez, Monte Grande, Quilmes y Junín.

Excepto algún lazo mínimo, no había relación entre estos imputados. Sólo tenían en común el uso de Telegram y el acceso a programas para “esquivar” el rastreo de las IP desde donde se conectaban.
“Tienen una VPN (Red Privada Virtual) que es una tecnología que permite crear una conexión segura y encriptada entre un dispositivo y la internet. Cuando accedes a sus conversaciones surge que las hicieron desde la India, Singapur o islas Caimán”, explica un investigador.
Las “comunidades” de redes de conversación tienen –en promedio– 20 integrantes. Tienen entre 19 y 50 años. Y buscan trabajos relacionados con menores. Entre los detenidos hay un enfermero, un docente (profesor de un jardín) empleados públicos y de empresas privadas.

También trabajadores independientes o autónomos. "No siguen un modelo específico. Pueden estar en cualquier lugar. Un sitio inesperado. "Por eso son tan peligrosos", dijo Eleonora Weisgast, la líder del equipo que combate estos crímenes en la Procuración.

El prisionero que fue sentenciado a pasar 50 años en la cárcel por contrabandear cosas desde adentro.
Un hecho impactó a los fiscales: Víctor Hugo Balderrama, un albañil de 34 años de Gregorio de Laferrere (La Matanza), fue sentenciado a 50 años de cárcel por agredir a tres menores, que son hijas de su pareja. La opinión fue emitida por el Tribunal de Justicia Penal número 4 de esa región. Las agredió sexualmente desde que eran muy pequeñas hasta la adolescencia. Ocurrió entre 2011 y 2019, y tres años más tarde, un tribunal local lo declaró culpable.

Pero guardó videos de cada uno de esos maltratos. Los guardó en una app de su teléfono que parece una "calculadora". Pero al entrar en la aplicación, el aparato solicita una contraseña que da acceso al contenido protegido. "Los investigadores confirmaron que había muchas carpetas escondidas, con subcarpetas que tenían los nombres de las personas que sufrieron abusos."

Desde un edificio en la cárcel de Florencio Varela, Balderrama compartía esas fotos con al menos seis compañeros de celda. También hay personas arrestadas en celdas de otra parte del complejo de Varela, conocida como la unidad 42. Todos fueron acusados en este caso investigado por el fiscal Daniel Ichazo, de la fiscalía Descentralizada de Berazategui especializada en Delitos relacionados con la Trata de Personas, Abuso Sexual Infantil en Internet y Acoso en línea.

Balderrama y los demás implicados en este acto ilegal tenían teléfonos móviles en la cárcel, lo cual está permitido por un reglamento del Servicio Penitenciario Bonaerense. Comenzó durante la pandemia, cuando un fallo de un tribunal permitió que los presos tuvieran acceso libre a dispositivos electrónicos. Desde entonces, esta controvertida decisión no fue revertida.

WhatsApp también fue utilizado como medio de comunicación entre personas que abusan sexualmente de menores. Una oficina de abogados en La Matanza descubrió a un grupo que se hacía llamar "Porno Hermanos". Allí una persona está diciendo: "Tengo a alguien que me puede conseguir un niño de 6 años." Pero cuesta mucho dinero. En otro mensaje, afirma: "me lo prestan por dos días para que lo use como quiera".

La charla, que ocurrió en noviembre de 2020, continúa hasta que se menciona la cantidad de "20 mil (no se especifica si son pesos o dólares)". "Sí, es suficiente", dice la persona interesada al finalizar. Esa misma investigación también se llevó a cabo en otra comunidad llamada "Todo en familia". Se dedicaba a compartir imágenes de familiares teniendo relaciones. Con la participación de niños.

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