El consumo de carne podría disminuir notablemente

Miguel Schiariti, líder de CICCRA, enfatizó que los ciudadanos argentinos no solo disminuyeron su gasto en varios artículos de la canasta básica. Los sustitutos están creciendo.

Actualidad 18/06/2024 Alejandro Cabrera Alejandro Cabrera
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Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), afirmó que el consumo local de carne vacuna ha disminuido en el nivel más bajo en los últimos 30 años. Sin embargo, enfatizó que los ciudadanos argentinos han disminuido su compra total de alimentos debido a la disminución del poder adquisitivo. Además, mencionó que, a diferencia de otras crisis, se produjo un aumento en el uso de productos sustitutos como pollo y cerdo.

El consumo de carne ha disminuido, pero no solo eso, sino que también ha disminuido el consumo general de alimentos. Schiariti dijo este martes en declaraciones a Radio Mitre que la pérdida del poder adquisitivo en los ingresos de estos seis o siete meses es del 13%, según los economistas, lo que afecta a todos los productos de la canasta básica.

A diferencia de otras crisis, se ha producido un cambio en el uso de carne vacuna hacia productos alternativos más económicos, como el pollo y el cerdo, según el titular de Ciccra.

Es evidente que esto es preocupante, ya que tiene una ventaja en comparación con la crisis de consumo de carne más reciente en 2001, pero tiene una característica que lo coloca en una situación aún peor. Durante ese tiempo, se eliminaba la carne de res pero se consumía en su lugar fideos, lentejas y otros carbohidratos. En la actualidad, se pueden obtener como mínimo tres kilos de pollo y dos kilos de pulpa de cerdo con un kilo de carne vacuna que vale aproximadamente siete mil quinientos pesos. Esto nos obliga a dejar de comer carne vacuna, pero afortunadamente la mayoría de la gente puede comer carne en lugar de proteínas animales.

En mayo, la actividad de la industria frigorífica vacuna continuó mejorando con respecto al mes anterior, pero se mantuvo muy por debajo del nivel registrado un año antes debido al factor climático, que obligó a la liquidación de vientres y la venta anticipada de hacienda, lo que a su vez redujo la disponibilidad de hacienda para trabajar este año.

El informe económico de la CICCRA indica que en el quinto mes del año, el sector de carnes y derivados experimentó un aumento mensual del 2,5% en términos de precios al consumidor.

El relevamiento muestra un aumento del 283,9% en los precios en mayo de 2024 en comparación con el mismo mes de 2023. En los últimos doce meses, la carne picada común experimentó un aumento del 307,8% en su precio, mientras que el asado experimentó un aumento del 259,7% anual.

Los precios de los cortes vacunos aumentaron menos que el aumento del valor promedio de la hacienda en pie (297,2% anual) y en comparación con el nivel general de precios al consumidor (278,9%).

Según el informe del CICCRA, "la suba en el mostrador de las carnicerías se mantuvo por debajo del ritmo de incremento del valor del kilo vivo y del nivel general del IPC, por la significativa contracción que registró el poder adquisitivo de las familias en el último año, lo que llevó al desplome del consumo per cápita de carne vacuna".

En ese contexto, el consumo aparente de carne de res con hueso en los primeros cinco meses del año fue de 860,1 mil toneladas, 14,9% por debajo del registro correspondiente a enero-mayo de 2023. Según el informe de CICCRA, este volumen fue el menor de las últimas tres décadas, exceptuando los primeros cinco meses de 2020.

El relevamiento de CICCRA indica que el consumo aparente de carne vacuna por persona entre enero y mayo de 2024 fue equivalente a 44 kg por año, quedando 15,9% por debajo de igual período de 2023, lo que representa una caída de 8,3 kg por persona al año.

Mientras tanto, en mayo, el consumo promedio móvil de los últimos doce meses fue de 49 kg por habitante al año, un 7 % por debajo del registro de un año antes, lo que indica una disminución del consumo de 3,7 kg por habitante al año.

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