Escalada en el Golfo Pérsico: las tensiones entre Irán, Estados Unidos e Israel ante la amenaza nuclear y la seguridad regional

El régimen amenazó con represalias en caso de que Washington entrara en el conflicto

Actualidad22 de junio de 2025 PeriodismoyPunto

Irán ha dedicado décadas a fortalecer sus capacidades militares tanto a nivel nacional como regional, principalmente con la finalidad de disuadir posibles agresiones, especialmente por parte de Estados Unidos. Sin embargo, tras la orden del gobierno de Donald Trump de bombardear las principales instalaciones nucleares del país, la cuestión que ahora surge es cómo utilizará Teherán lo que queda de su arsenal en una posible escalada.

Las opciones de represalia iraní varían desde una serie de ataques contra las fuerzas estadounidenses en Medio Oriente, hasta acciones que puedan afectar la seguridad energética mundial, como intentar cerrar un importante cuello de botella para el suministro de petróleo. Otra posibilidad sería que Irán intensificara sus esfuerzos por desarrollar un arma nuclear, en un contexto en el que su programa nuclear sigue siendo objeto de disputas internacionales.

Una respuesta de Irán que incluya represalias contra Estados Unidos y sus aliados en la región podría ampliar el rango de objetivos a su alcance, permitiendo que utilice sus misiles y drones con mayor eficacia en objetivos cercanos. Aunque Estados Unidos e Israel mantienen capacidades militares superiores, estas ventajas no siempre han sido decisivas en conflictos recientes en Oriente Medio, donde la dinámica en el terreno y las estrategias asimétricas han jugado un papel importante.

Este escenario plantea una serie de desafíos y riesgos, en un contexto de alta tensión en una región estratégicamente vital para el escenario global, donde las decisiones de Irán podrían tener repercusiones significativas en la estabilidad internacional.

iran e israel

Desde el 13 de junio, cuando Israel llevó a cabo un bombardeo sorpresivo en instalaciones militares y nucleares en Irán, las autoridades iraníes, incluyendo a su líder supremo, han emitido advertencias firmes a Estados Unidos, asegurando que cualquier intervención podría acarrear consecuencias graves para toda la región. La situación ha generado gran tensión y atención internacional, dejando en claro que el desarrollo de los acontecimientos próximos será determinante para entender si estas advertencias representan una postura preventiva o si anticipan un posible escalamiento en el conflicto.

iran

El Estrecho de Ormuz, una de las vías marítimas más estratégicas del mundo, representa aproximadamente el 20% del petróleo comercializado globalmente. Con una anchura mínima de apenas 33 kilómetros en su punto más estrecho, cualquier interrupción en su tránsito podría tener consecuencias catastróficas para los mercados internacionales, elevando los precios del petróleo y presionando las economías globales, especialmente la de Estados Unidos.

Irán mantiene una capacidad militar significativa en la zona, con una flota de lanchas de ataque rápido y miles de minas navales que podrían, en caso de ser ordenado, obstruir temporalmente el paso por el estrecho. Además, las costas iraníes del Golfo Pérsico albergan lanzaderas de misiles, y en el pasado, aliados de Irán, como los rebeldes hutíes en Yemen, han llevado a cabo ataques en el Mar Rojo mediante lanzamientos de proyectiles desde esas áreas.

Estados Unidos, que despliega su Quinta Flota en Bahrein, ha reafirmado su compromiso con la libertad de navegación en la región y cuenta con una superioridad militar que podría responder rápidamente ante cualquier intento de cierre del estrecho. Sin embargo, incluso un enfrentamiento breve podría paralizar el comercio marítimo, provocar un aumento abrupto en los precios del petróleo y generar una presión internacional significativa para evitar un conflicto mayor.

Por su parte, Irán evalúa actualmente la posibilidad de cerrar el estrecho como medida de represalia, tras la aprobación en el Parlamento de una resolución en ese sentido, que aún debe ser ratificada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, según informó la cadena local Press TV.

En el contexto de esta tensión, Estados Unidos mantiene decenas de miles de tropas en la región, con bases permanentes en países como Kuwait, Bahrein, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos. Estas instalaciones están equipadas con sistemas de defensa aérea sofisticados, similares a los desplegados en Israel, aunque en una región donde el tiempo de respuesta ante ataques con misiles o drones puede ser muy reducido. A pesar de los esfuerzos, ningún país ha logrado detener completamente los ataques enemigos, que en ocasiones han alcanzado también a las instalaciones aliadas en la zona.

La situación en el Golfo Pérsico continúa siendo uno de los temas más delicados y de mayor relevancia geopolítica, con potenciales repercusiones que podrían extenderse mucho más allá de la región.

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Irán podría considerar la posibilidad de atacar instalaciones clave de petróleo y gas en países vecinos como una estrategia para influir en los precios internacionales del petróleo y ejercer presión en el contexto de la participación estadounidense en conflictos regionales. En 2019, un ataque con drones contra dos importantes yacimientos petrolíferos en Arabia Saudita, atribuido ampliamente a Irán aunque reivindicado por los hutíes, redujo temporalmente la producción de crudo del reino en un 50%, generando una significativa perturbación en los mercados energéticos mundiales.

En cuanto a la dinámica regional, el denominado Eje de la Resistencia —una red de grupos respaldados por Irán a lo largo del Medio Oriente— ha visto disminuir su influencia en comparación con tiempos anteriores, especialmente tras el conflicto iniciado por Hamas contra Israel el 7 de octubre de 2023. Aunque debilitados, estos grupos aún mantienen capacidades operativas considerables.

Por otro lado, el conflicto en Gaza y las acciones militares de Israel han tenido un impacto profundo en los grupos palestinos Hamas y la Jihad Islámica, debilitándolos considerablemente tras 20 meses de enfrentamientos. Además, las operaciones militares israelíes en el Líbano, que incluyeron ataques contra la organización chií Hezbollah —incluyendo la eliminación de líderes y la destrucción de infraestructura en el sur del país— hacen que la participación de Hezbollah en un conflicto mayor sea actualmente improbable.

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Irán podría considerar la opción de recurrir a sus aliados en la región, como los hutíes en Yemen y diversas milicias en Irak, que poseen capacidades de drones y misiles capaces de atacar a Estados Unidos y sus aliados en el Golfo y más allá. Estas fuerzas, respaldadas por Teherán, podrían responder a cualquier acción militar con ataques en zonas alejadas, incluyendo posibles atentados terroristas en lugares de gran importancia internacional, como la memoria del atentado a la AMIA de 1994, atribuido a Irán y Hezbollah.

En el contexto de un posible conflicto, la carrera por el desarrollo de armas nucleares en Irán se presenta como una preocupación de fondo. Aunque los ataques estadounidenses e israelíes puedan retrasar la capacidad iraní de obtener armamento nuclear, expertos indican que no lograrían eliminar por completo el programa. La dispersión de instalaciones en varias ubicaciones del país, muchas de ellas subterráneas y reforzadas, dificultan una eliminación definitiva. Sin embargo, Irán enfrentaría dificultades para reparar o reconstruir rápidamente su programa mientras sus territorios están bajo vigilancia y ataque.

Por otra parte, Teherán podría optar por dejar de colaborar con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). La experiencia de Corea del Norte, que en 2003 se retiró del tratado y realizó pruebas nucleares en 2006, muestra que un Estado puede avanzar en su programa sin mayor repercusión internacional inmediata si decide seguir ese camino.

Irán mantiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos, aunque ha enriquecido uranio hasta niveles cercanos al 60%, un paso técnico hacia la posible fabricación de armas, aunque aún lejos del 90% requerido para un arma nuclear. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos y el OIEA consideran que, desde 2003, Irán no ha llevado adelante un programa nuclear militar organizado. En Medio Oriente, Israel es ampliamente reconocido como el único Estado con capacidad nuclear, aunque no admite oficialmente poseer armas nucleares, manteniendo un estatus de ambigüedad estratégico en la región.

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