El encuentro entre Javier Milei y Victoria Villarruel marcado por la distancia y la frialdad
Tras 45 días, el Presidente y su vicepresidente se reunieron nuevamente en un evento de la Policía Federal.
Abundante falta de calidez, silencio absoluto entre ellos, separación a pesar de estar cerca físicamente. Tras transcurrir 45 días, Javier Milei y Victoria Villarruel coincidieron nuevamente en un evento oficial con motivo del 203° aniversario de la Policía Federal. Durante la ceremonia de graduación de los cadetes de la Escuela Comisario General Juan Ángel Pirker, se evidenció una vez más la distancia que caracteriza su relación.
Las sonrisas, los abrazos y los comentarios nunca se mezclaban, siempre estaban aislados unos de otros. Apenas se encontraron para ovacionar los discursos o el desfile de los miembros de la fuerza en la ceremonia de clausura. Y juntos entonaron la letra de la Marcha de San Lorenzo, mientras tarareaban en armonía con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Mientras que en el bullicioso desfile del 9 de julio en la avenida del Libertador se les vio incluso subirse juntos a un tanque recientemente reparado, Milei y su vicepresidente apenas intercambiaron miradas durante la hora y cuarenta minutos que estuvieron juntos. Además de la formalidad y el protocolo presentes en el evento, se observó una mayor cercanía entre el Presidente y Bullrich, quien vestía un atuendo de tono beige, en comparación con su compañera de fórmula en las elecciones.
Milei y Villarruel resistieron con entereza el abrasador calor que imperaba en el lugar. Fue únicamente tras un extenso lapso que les sirvieron recipientes con agua. En ese instante se produjo una observación o un diálogo entre los dos. Ambos lucían atuendos azules. Minutos antes de las 10, la vicepresidenta arribó y a su lado se situó Martín Menem, quien ostenta el cargo de presidente de la Cámara de Diputados. El líder del país, rodeado de una robusta escolta y con las sirenas de los vehículos policiales a todo volumen, llegó justo a tiempo para el evento. A las 9:10, llegó a la Casa Rosada y luego de una rápida visita a su oficina, se encaminó hacia el terreno situado en Villa Lugano, al sur de la Ciudad de Buenos Aires.
La más reciente discrepancia política surgió a raíz de la visita de Villarruel a la ex presidenta María Estela Martínez de Perón en España, seguida por la instalación de una escultura de la ex líder en el Senado. Milei se apresuró a distanciarse de esa acción en una entrevista televisiva que tuvo lugar poco después.
En este escenario se hizo patente que la relación está completamente deteriorada. En varias ocasiones, Milei y Bullrich intercambiaron sonrisas cómplices y susurraron palabras al oído, mientras la vicepresidenta, a su lado, parecía formar parte de la decoración. Solo se dieron un beso en la mejilla, casi como un formalismo, al saludarse al llegar y al despedirse. Incluso en el momento de recibir los regalos oficiales, el obsequio del Presidente se destacaba por su singularidad en comparación con los demás, sin embargo, no se percibió ninguna conexión especial. Después de escuchar las palabras de la ministra, el líder libertario la abrazó efusivamente dos veces. En contraste con el año anterior, donde el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, lideró el evento sin la presencia de otros funcionarios gubernamentales destacados, esta vez Milei tomó la batuta en la ceremonia. Durante su discurso, destacó con especial énfasis las políticas de seguridad implementadas, haciendo hincapié en los logros obtenidos a través del protocolo antipiquetes y las acciones para combatir el narcotráfico y la delincuencia con el Plan Bandera en la ciudad de Rosario.
De esta manera, en la tribuna se encontraban delegados de los tres órganos de gobierno: Mariano Borinsky, líder de la Cámara de Casación Penal, fue altamente elogiado por Bullrich durante su intervención. En la ceremonia de premiación por logros sobresalientes también estuvieron presentes el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, y el secretario de Combate contra el Narcotráfico, Martín Verrier.
Milei fue el pionero en retirarse y regresó a la Casa Rosada. Villarruel emprendió su camino en dirección opuesta y, al recorrer unos 60 metros, parientes de los agentes presentes y algunos miembros de la Policía le bloquearon el paso para tomarse fotografías juntos. Bullrich emergió por una salida distinta, tras un lapso de más de 15 minutos, durante los cuales se tomó incontables fotografías. La armonía que tuvo con los agentes de policía fue total. La vicepresidenta decidió quedarse con el equipo, saludó a todos y hasta se animó a montarse como pasajera con uno de los agentes en moto. Ella fue la que permaneció en el lugar hasta el final.
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