678 en primera persona

Relato en primera persona de un periodista que conoció a cada uno de los panelistas del programa que atacó a los que pensaban distintos a ellos y hoy se victimiza con la plata de todos.

Análisis y Opinión28/11/2015 Sebastián Turtora
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Me acerco al periodista Carlos Barragán, está casi inmóvil, parece aburrido. En la amplia sala de Canal 7 ya pasó el fervor que dejó Cristina Kirchner en su visita a la señal estatal para conmemorar sus 60 años de existencia. Es Octubre, finales de 2011. Enciendo el grabador para intercambiar unas palabras con Barragán, la fecha lo requería, el cumpleaños de la televisión argentina. La imponente estatura del periodista contrasta de forma letal con la locuacidad a la hora de responder. Ensaya una débil sonrisa pero es esquivo, huidizo, me comenta que no tiene ganas de dar entrevistas. Ni siquiera tenía ganas de decir que no tenía ganas. ¿Qué hecho podría ser importante como para conversar?. Se había perdido la oportunidad. Minutos antes, había pasado exultante y rodeada de militantes Sandra Russo, en su micromundo, era como Mick Jagger paseando con sus fans. Inaccesible. Se está por apagar 678 para siempre y cabe contar el detrás de escena, si estuvieron convencidos o no del slogan “la critica al poder real”, si lograron sostener sus ideas. ¿Pudieron?

Pasaron los años. Desde la ya lejana conducción de María Julia Oliván en sus inicios, pasando por Luciano Galende y Jorge Dorio, el hermetismo fue cada vez más evidente. Cuando se lograba una nota con alguno de sus miembros, era fácil hacerlos tropezar. Es que, la clave era sacarlos de ese universo monótono de defensa ciega al Gobierno y mostrar sus contradicciones. Era sencillo. Cuando Orlando Barone, símbolo máximo del servilismo periodístico al poder de turno, accedió a hablar en la desaparecida FM Identidad, me llamó “pelotudo” por inferir que la presidenta tenía una sospechosa fortuna basándome en Clarín o algún otro diario. Como si los millones de Cristina no tuviesen existencia más allá de un papel impreso de noticias.

Era el turno del filósofo Dante Palma: en una nota realizada en FM Identidad en 2012, intentó una insólita defensa por la corrupción K: “me preocupa más que un Gobierno haga escuchas ilegales a que un funcionario se quede con un vuelto”. En clara referencia al actual presidente electo Mauricio Macri y su causa judicial. Tiempo después, y vaya a saber por qué, Dante Palma se enojó y no quiso salir más en el programa “Ahora es Nuestra la Ciudad”, dándome aviso vía red social Twitter. Perfecta excusa para no quedar más expuesto en todos los portales web por sus inéditas declaraciones.
¿Pudieron defender lo que pensaban?. O sería: ¿cómo defendieron lo que pensaban?. Cuando a la periodista Nora Veiras le pregunté si el envío había caído en un encierro difícil de salir, ella contestó: “No hablo de 678”. Era imposible para ella pensarse por fuera de aquel mundo, no podía ponerse como una observadora externa. Ellos son parte de algo que es rígido, al sacarlo a la luz se resquebraja y se rompe. Eso fue conceptualmente el producto de PPT (productora del envío).

No se qué será más representativo de estos años, si la desidia crónica de Barragán, el insulto de Barone, la apología de la corrupción del filósofo o la paradoja de Veiras. O nada, o la reflexión esté por otro lado. El lema de “la crítica al poder real”. ¿Cuál poder?. ¿El económico, el político, el sindical, los medios?. ¿Cuál es el poder real?. Será otro enigma que de forma improbable podrán explicar. Aunque a esta altura sí, me pregunto por qué piden ahora el pluralismo que jamás plantearon. ¿Por qué?. Se cierra el círculo. El conductor enunció una suerte de despedida en la emisión posterior a la derrota del candidato presidencial Daniel Scioli. Tal vez quede poco para que la mesa de 678 se sume al silencio de Carlos Barragán y deje espacio a la democracia, al disenso, al respeto y a la libertad.

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