Agro: críticas a las medidas de Cambiemos

Un informe de la consultora La Gran Makro cuestiona las medidas tomadas por el Ejecutivo Nacional en materia de recuperación económica, sosteniendo que las mismas “benefician al sector agropecuario en detrimento de la industria”.

Dicha consultora, autodefinida en su sitio web como “una agrupación de profesionales y estudiantes de ciencias económicas y otras disciplinas sociales que tiene por objetivo principal estudiar, conceptualizar y difundir los lineamientos estratégicos del modelo económico que se desarrolla en nuestro país desde el 25 de mayo de 2003”, asegura asimismo en su portal que “existe un proyecto político y económico que viene mostrando un exitoso desempeño desde el año 2003, superando tanto la peor crisis político institucional de nuestro país (2001/2002) como la crisis económica mundial más profunda desde la ocurrida en la década del ‘30”, en clara alusión al período iniciado el 25 de mayo de 2003 y finalizado el 10 de diciembre de 2015.

En el contexto descripto, cabe traer a colación aquel invaluable estudio del economista Marcelo Diamand acerca de la “Estructura Productiva Desequilibrada”, encuadrado en la concepción estructuralista latinoamericana de posguerra (1970-1980).

De dicho estudio surge la idea de que las corrientes de pensamiento económico tradicionales centraron su atención en el funcionamiento de las economías industriales de países desarrollados, sin tener en cuenta las características propias de Latinoamérica.

Al respecto, el autor dice que la economía tradicional exhibe limitaciones a la hora de explicar la dinámica de precios, cantidades y distribución del ingreso precisamente por la ausencia del concepto de “estructura productiva desequilibrada”.

Lo que caracteriza a una estructura de este tipo es la coexistencia de al menos dos sectores operando en condiciones de productividad muy distinta, que en el caso argentino son el sector agropecuario y el industrial. El primero, puede producir al nivel de precios internacionales, pero el segundo no porque opera a un nivel de precios mucho más alto que los internacionales.

De este modo resulta que, en nuestro sistema económico, el sector externo limita constantemente el crecimiento, dado que al contar con una matriz productiva incompleta, se requieren grandes volúmenes de importaciones de insumos y bienes de capital para viabilizar el incremento de la producción, es decir, de divisas.

Es así como, debido a las restricciones de la producción industrial, las divisas son provistas exclusivamente por el sector agropecuario, que a la vez puede experimentar límites en su producción por problemas de oferta y de demanda.

Al inicio, la expansión agropecuaria impulsa el desarrollo industrial, en lo que se conoce como un proceso de sustitución de importaciones, manteniendo equilibrada la balanza de pagos. Pero ese proceso en algún punto se torna desigual, cuando la industria necesita mas divisas pero el campo no puede proveerlas al mismo ritmo, agotando las reservas, derivando en la necesidad devaluar, lo que solo funciona para las estructuras productivas equilibradas, no siendo éste el caso de Argentina.

Entre las ideas predominantes que reflejan los autores del informe elaborado por la Consultora La Gran Makro se encuentran por ejemplo, la certeza de que el Gobierno actual demanda nuevos aumentos del tipo de cambio que seguirán deteriorando los salarios y consecuentemente retrayendo el consumo interno. Y que dichas retracciones harán caer el nivel de actividad económica.

Entienden asimismo, que las nuevas medidas buscan beneficiar a los sectores productores de bienes exportables, especialmente los vinculados con el negocio agropecuario.

Que la apertura a la competencia externa significa limitar los precios en el mercado interno, por lo que puede esperarse que los fabricantes reduzcan sus costos tomando como variable de ajuste al personal.
Es decir que, en esa inteligencia, el Gobierno Nacional se propondría destruír la industria local, no siendo en este modelo el salario lo que promueva la demanda y la inversión, sino se busca que le empresariado incremente sus ganancias.

Las opiniones vertidas por los economistas de la Consultora de marras, encontraría su sustento en el análisis hecho oportunamente por Diamand, sin embargo la lógica que mueve al actual equipo económico a tomar las medidas aludidas al comienzo de corregir el desequilibrio externo podría no ser tan así, teniendo en cuenta las diferencias tradicionales de ambos sectores (agropecuario e industrial).

En lo que al campo atañe, motivo de la crítica de La Gran Makro, se han tomado tres importantes decisiones como liberar el mercado de cambios y subir el precio del dólar, eliminación y/o reducción de los impuestos a las exportaciones, y el reemplazo de los registros de exportación por declaraciones informativas.

El hecho es que se reducen a cero las retenciones a las exportaciones de las economías regionales (trigo, maíz, carne, girasol, etc.) y de todos los bienes industriales, pasando en el caso de la soja a tributar 5 puntos menos hasta llegar a cero en 2022, mientras se insta a estos sectores a incrementar su producción y también a cumplir con sus obligaciones tributarias de manera voluntaria, aunque teniendo un control riguroso.

En esta concepción integradora se atenúa la disyuntiva “campo o industria” y se apuntaría en todo caso a una perspectiva de “campo e industria”, cuando se eliminán a la vez en un 5 % las retenciones que gravaban las exportaciones industriales.

Claramente estimular el crecimiento de estos sectores implica crear fuentes de trabajo que empujan la demanda, el consumo interno, expandiendo la economía.

En lo atinente a la inflación, es destacable el hecho que ha sido el impuesto mas sólido en el que se ha sustentado la política fiscal de la gestión anterior, y que la actual administración está enfocada en modificar el financiamiento del déficit fiscal, esto es, aplicando políticas que reduzcan la presión inflacionaria y cambiaria promovidas por la dominancia fiscal, equilibrando entre medidas fiscales y monetarias.

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