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Scholz encara el fin de su gobierno en una votación de confianza en el Bundestag
El canciller socialdemócrata de Alemania se somete este lunes al voto de confianza de los diputados, que previsiblemente perderá, con lo que se activará el adelanto electoral para el 23 de febrero.
Actualidad16/12/2024Alejandra LarreaA menos que ocurra algo inesperado, el Gobierno alemán del canciller socialdemócrata Olaf Scholz perderá este lunes una votación de confianza en el Bundestag, que es la cámara baja del Parlamento. Esta votación es un paso que el canciller utiliza para iniciar el proceso constitucional que llevará a elecciones anticipadas.
La fecha no oficial para las elecciones, acordada por los grupos parlamentarios socialdemócrata y conservador, pero que debe ser confirmada por el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, es el 23 de febrero. Scholz, que gobierna en minoría con Los Verdes después de la ruptura de la coalición el 6 de noviembre debido a un desafío del socio liberal, asumirá funciones interinas junto a todo el Gobierno cuando se cumplan los siguientes pasos establecidos por la ley.
Así llegará a su fin el Gobierno federal tripartito que comenzó hace tres años, el 8 de diciembre de 2021, con muchas esperanzas como una opción de cambio para la sociedad alemana después de los 16 años de liderazgo conservador de Angela Merkel. La coalición, que es nueva a nivel nacional y se llama Semáforo por los colores de los tres partidos (el rojo del SPD, el amarillo del FDP y el verde de los ecologistas), se vio afectada por peleas internas sobre cómo revivir la economía alemana, que necesita inversiones y que cerrará 2024 como el segundo año seguido sin crecimiento.
Sistema alemán
Uno de los escasos modos de adelantar elecciones es que el Bundestag retire su confianza al canciller
“La coalición no supo hacer frente a tres grandes choque exógenos, no supo redefinir su base de acción ni su entendimiento común de gobernanza frente a tres desafíos de esta época”, resume Wolfgang Schroeder, politólogo de la Universidad de Kassel. Los tres retos –que siguen ahí para el siguiente Ejecutivo– fueron, según enumera Schroeder, “la Zeitenwende [punto de inflexión, así se conoce el anuncio de Scholz el 27 de febrero del 2022 de que la invasión rusa de Ucrania exigiría mayor gasto en defensa]; el desencuentro entre la política gubernamental y los ciudadanos por la transformación ecológica, en especial por tensiones en torno a la calefacción; y la sentencia del Tribunal Constitucional del 15 de noviembre del 2023 sobre presupuestos, que limitó la cantidad de fondos disponible”.
El cruce entre estos tres desafíos, todos ellos vinculados de algún modo con el gasto público y las inversiones, condujo a una tensión creciente entre SPD y verdes, por un lado, y liberales por el otro. “No se trataba de reescribir el acuerdo de coalición, sino de redefinirlo y tener claras las tres o cuatro prioridades clave, pero el Semáforo nunca lo hizo”, concluye Schroeder. Ante la exigencia del ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, de respetar a toda costa el freno constitucional a la deuda, frente a la voluntad de SPD y verdes de fomentar inversiones, Scholz optó por destituirle y emprender un intento de remontada para unas inevitables elecciones anticipadas.
La Ley Fundamental, que es la Constitución de Alemania, fue creada en 1949 para prevenir la inestabilidad del sistema de la República de Weimar, que ayudó a que los nazis llegaran al poder. Esta ley tiene reglas para asegurar que la caída de un gobierno sea lo más estable y organizada posible. El Bundestag no puede disolverse por sí mismo, y ni el canciller ni el presidente pueden llamar a elecciones anticipadas sin una razón específica.
El artículo 68 de la Ley Fundamental permite pocas veces anticipar las elecciones. Esto sucede cuando el canciller pierde un voto de confianza y, en consecuencia, pide al presidente federal que disuelva el Parlamento. El presidente tiene 21 días para llevarlo a cabo, y las elecciones deben realizarse dentro de los 60 días siguientes a la disolución.
Si todo va según lo planeado, ese camino comenzará este lunes. La sesión sobre la cuestión de confianza en el Bundestag empezará a la 1 de la tarde. Scholz dará una declaración de 25 minutos, luego habrá un debate de dos horas y después se realizará la votación nominal, que debe terminar a media tarde.
Implosión el 6 de noviembre
El tripartito de socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Scholz se rompió por querellas sobre el gasto público.
En principio, Scholz solo cuenta con los votos de su partido, el SPD, que suma 207 escaños, y con los de la bancada verde (117), si bien ahí podría haber abstenciones. Se da por sentado que no conseguirá los 367 votos a favor que en el actual Bundestag de 733 escaños le permitiría obtener la confianza del hemiciclo. Cuando la pierda, Scholz se dirigirá al palacio de Bellevue, sede de la jefatura del Estado, a pedir al presidente Steinmeier que disuelva el Parlamento.
No es la primera vez que el Bundestag vota una cuestión de confianza del canciller. Desde 1949 ha ocurrido cinco veces, cuatro de ellas en la Alemania occidental, antes de la reunificación del país en 1990. En tres casos (el socialdemócrata Willy Brandt en 1972, el democristiano Helmut Kohl en 1982 y el socialdemócrata Gerhard Schröder en el 2005), se denegó la confianza y se disolvió el Parlamento. En dos casos de dos socialdemócratas, una mayoría del Bundestag expresó su confianza en el canciller y le permitió seguir gobernando: fue así para Helmut Schmidt en 1982 –en la cuestión de confianza del 5 de febrero, si bien ese mismo año el 1 de octubre fue destituido en una moción de censura constructiva– y también para Gerhard Schröder en el 2001.
Según los sondeos actuales, la cosa está realmente difícil para Olaf Scholz y su partido, el SPD. La reciente encuesta publicada por el Bild am Sonntag otorga a los conservadores de Friedrich Merz –candidato a canciller de la alianza entre la democristiana CDU y la socialcristiana bávara CSU– la primera plaza con el 31%, seguidos por la ultraderechista AfD con el 20%.
Los socialdemócratas van en tercer lugar (17%), y siguen: Los Verdes (11%), el partido izquierdista Alianza Sahra Wagenknecht-BSW (8%) y el liberal FDP (5%). El partido izquierdista Die Linke –del que se escindió BSW a inicios de año– tiene ahora el 3%, con lo que saldría del Bundestag a menos que logre tres mandatos directos, la otra vía para lograr representación parlamentaria.
Postura oficial
El socialdemócrata Scholz, cuyo partido va tercero en sondeos con en torno al 17%, confía en remontar hasta las urnas del 23 de febrero
Con estos mimbres, y visto que la CDU/CSU afirma que mantendrá el cordón sanitario que los partidos alemanes imponen a la ultraderechista AfD, se abrirán dos escenarios, según los analistas: una muy probable coalición de conservadores y socialdemócratas, o una de conservadores y ecologistas si la aritmética lo permite.
Olaf Scholz, que fue vicecanciller y ministro de Finanzas en el último Gobierno de Merkel de coalición de CDU/CSU y SPD, dijo el jueves a la emisora Deutschlandfunk que no aceptaría ser el número dos de un Ejecutivo liderado por el democristiano Merz. “Pero de todas formas –afirmó–, estoy luchando por convertirme de nuevo en canciller”.
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