El poder de la ilusión: respuesta a Fontevecchia

Análisis y Opinión 26/01/2016 PeriodismoyPunto PeriodismoyPunto
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Acabo de leer en Perfil un artículo de Jorge Fontevecchia sobre el poder de la ilusión en política, aplicado al gobierno macrista, que me dejó un regusto amargo. No es que esté mal escrito ni sostenga falsedad alguna. Lo que afirma es cierto y lo dice -como siempre- muy bien. Pero el fondo me disgusta porque siento que traduce un animo -muy argentino por cierto- que, tras la pátina de la sabiduría, anticipa el fracaso.

Ayer retorné de un extenso viaje que me llevó por la casi totalidad de las costas peruanas y por el norte de Chile, país que conozco casi tan bien como el nuestro.

Son desiertos, inabarcables y casi inconcebibles desiertos en que por momentos desconcierta la presencia humana. Basta trasponer algunos metros esas fronteras volviendo a nuestro país para advertir la diferencia: Porque la Argentina es comparativamente el paraíso ¡incluso en la Puna! Siguiendo mas allá el contraste asombra: Efectivamente es verdad lo que nos enseñaron en la escuela. Sí: Lo de los cuatro climas, lo de la geografía bellísima. Es verdad: somos un país diferenciado y rico, capaz de alimentar a cientos de millones de personas y donde podrían desarrollarse cómodos y felices 100 o 200 millones de almas.

También es verdad que somos una sociedad frustrada, por circunstancias adversas entre las cuales nuestras propias elecciones erróneas han pesado con fuerza.

Pero salimos de una autocracia cleptómana que hasta hace pocas semanas parecía eterna por nuestro propio esfuerzo y determinación. En paz. No necesitamos ni una guerra ni un cataclismo como otras sociedades en circunstancias similares.

Desde ya el futuro -ni el nuestro ni el de nadie- está asegurado. Problemas tenemos y tendremos de a palos. Gracias a Dios Macri no es ni un caudillo ni un iluminado. Parece un hombre relativamente común que se ha rodeado de gente aparentemente normal. ¿Es poco? Puede ser, pero al menos, para mí, es un primer y muy importante paso al frente.

Ilusionarse con nuestro futuro como sociedad organizada tiene, sin duda, bastante de imponderable, como lo es por definición la existencia humana, pero, en mi humilde opinión, no es irracional, sino mas bien, lo contrario.

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