¿Quien es el líder de La Salada que sigue prófugo?

Enrique “Quique” Antequera, una figura central en el mundo de los negocios relacionados con La Salada, ha sido señalado como uno de los empresarios que amasaron su fortuna en torno a la feria. Según información judicial, su influencia se extendió más allá del ámbito comercial, estableciendo vínculos con actores políticos y policiales a través de la feria Urkupiña, cuyo control también lideró desde 2007, cuando asumió la presidencia de Urkupiña SA.

El negocio de Antequera no se limitaba a la gestión de aproximadamente 2.500 puestos en la feria, sino que también incluía servicios de seguridad, transporte de clientes y publicidad, generando una economía paralela de gran envergadura. La magnitud de sus operaciones llevó a la planificación de una tarjeta de crédito propia, denominada “La Salada pagos”, como parte de su estrategia de expansión.

Las investigaciones judiciales, basadas en escuchas telefónicas interceptadas por la Policía Federal a solicitud de la justicia, revelan una red de contactos y actividades ilícitas. En esas comunicaciones, Antequera y sus familiares discutían sobre negocios, movimientos de dinero e incluso la venta de drogas. La fiscal Cecilia Incardona describió a Antequera como el líder y coordinador de una organización que, además de gestionar recursos humanos y materiales, habría facilitado operaciones de lavado de dinero y otros delitos.

En el esquema familiar y empresarial, sus hijos Alan y Lucas, junto con su hermano César, son parte del entramado y actualmente permanecen detenidos en el penal de Marcos Paz, tras haber declarado ante el juez Luis Armella. Por otro lado, Enrique Antequera y su socio, Edwin Ramiro Saravia Rodríguez, continúan prófugos, con investigaciones que apuntan a que podrían haberse desplazado del país, en especial considerando sus frecuentes viajes internacionales a destinos como Italia, China y Estados Unidos en los meses previos a las órdenes de captura. La investigación continúa en curso, intentando esclarecer el alcance de sus operaciones y su posible participación en actividades ilícitas vinculadas a La Salada.

La Justicia ha detallado la estructura y las operaciones de una organización ilícita vinculada a la gestión de La Salada, uno de los principales centros de comercio popular en Argentina. Según las investigaciones, Alan Antequera era la figura encargada de recaudar los fondos provenientes de alquileres y la venta de puestos en el complejo. Su hermano, Lucas Antequera, desempeñaba un rol secundario pero también participó activamente en maniobras de lavado de dinero, adquiriendo bienes a su propio nombre y gestionando un galpón donde se almacenaba mercadería.

La organización administraba una fortuna considerable, evidenciada por una cuenta bancaria en Credicoop, cuya operatoria está restringida a Saravia Rodriguez. En esta cuenta, se registraron depósitos en efectivo por un monto superior a los 7.114 millones de pesos entre 2021 y 2024.

En los últimos años, la red ilícita expandió sus operaciones más allá de La Salada, adquiriendo empresas y sociedades que sirvieron para la compra de decenas de inmuebles, campos y vehículos. Entre los activos identificados a nombre de "Quique" Antequera, la Justicia ha documentado un amplio patrimonio que incluye un lote en el barrio privado "Bella Vista Chico", una casa en Banfield valuada en USD 380.000, dos galpones en San Miguel y Temperley, una propiedad en Pinamar, un inmueble en la Ciudad de Buenos Aires, una propiedad en Brasil, y un vehículo Audi A5, registrado a nombre de Nicolás Picca.

Las investigaciones en curso han revelado que la propiedad de bienes adquiridos por los miembros del clan Antequera no se limita a los registros iniciales, ya que se han detectado múltiples adquisiciones realizadas por sus hijos y otros familiares cercanos. Para ello, las fuerzas de seguridad han recurrido a escuchas telefónicas que han aportado datos valiosos para identificar estos bienes.

Según las órdenes judiciales, la Policía Federal Argentina (PFA) interceptó las conversaciones telefónicas de “Quique”, su hijo Alan y una de las hijas del empresario, Daiana. En una de las llamadas registradas el 30 de abril de 2024, Daiana revela que viajó a la embajada de Perú a solicitud de su padre, en busca de un contacto, aunque se excusa de dar detalles por teléfono. La joven le comenta a su madre, Nancy Antequera, que estuvo en Perú ayudando a su padre, sin poder explicar con mayor precisión los motivos de su viaje.

Las interceptaciones, que se extendieron durante varios meses, permitieron consolidar la información sobre la estadía de la clan en una vivienda en el barrio privado “La Herradura”, en Pinamar, durante casi todo enero de este año. En ese período, también residía allí la familia Picca, socio de “Quique”. En una comunicación del 23 de enero, Picca menciona la compra de un nuevo arenero de cuatro plazas, sumándose a otros dos ya adquiridos, y también comenta que pagó USD 15 mil por alquilar una casa en Pinamar.

Asimismo, las investigaciones han sido complementadas con el análisis de publicaciones en redes sociales. En sus cuentas de Instagram, Daiana y Sabrina Antequera exhiben un estilo de vida ostentoso, con publicaciones de vehículos, viajes internacionales y experiencias de lujo, que parecen reflejar un perfil de “influencers”. Estos posteos refuerzan la hipótesis de que los bienes y el estilo de vida de la familia no se corresponden con sus declaraciones formales, y sugieren una red de adquisición de activos que aún está en investigación.

El teléfono de Daiana Antequera aportó información que podría complicar aún más su situación judicial. Según informes a los que tuvo acceso Infobae, las escuchas revelaron que la joven, aunque no está imputada en la causa principal, mantenía conversaciones en las que presuntamente se coordinaba con su pareja para vender estupefacientes a extranjeros de alto poder adquisitivo que visitan el país. Además, se menciona que también habría participado en encuentros íntimos con estos extranjeros, facilitándoles la compra de drogas.

Por el momento, la Justicia no ha abierto una causa paralela relacionada con estas escuchas, aunque no se descarta que esto ocurra una vez finalizadas las indagatorias en la causa principal.

Las conversaciones de Daiana sirvieron, además, para seguir los movimientos de su padre, Enrique "Quique" Antequera, considerado el jefe de la organización delictiva. Aunque en octubre de 2023 aparece como un director suplente en la sociedad, las grabaciones confirman su rol central en la estructura delictiva. Una de las comunicaciones relevantes es una charla del 9 de mayo de 2024, en la que Antequera discute con un hombre no identificado sobre un empleado de seguridad en una feria, amenazando con su despido y haciendo referencia a su pasado en la Policía. En esa misma línea, una conversación con un detenido revela las dificultades que enfrentan tras el cambio de gobierno y los obstáculos para registrar personas en el sistema, además de asegurar que mantiene cierta tranquilidad con la Policía.

Las escuchas también muestran que Antequera adquirió un negocio de baterías llamado “Nicomat”, donde atendía consultas telefónicas, y que mantenía un vínculo laboral con una mujer llamada Nancy, quien le facilitó contactos para ingresar contenedores por la Aduana. En una charla con Nancy, se discute sobre la gestión de los trámites aduaneros y los costos asociados, lo que indica que también estaría involucrado en actividades comerciales relacionadas con la importación de mercancías.

Estas revelaciones siguen poniendo en evidencia la magnitud de las operaciones de la organización y la influencia de Antequera en diferentes ámbitos, desde el tráfico de drogas hasta actividades comerciales y de protección. La investigación continúa en curso, y las autoridades esperan determinar si estas conversaciones derivarán en nuevas imputaciones y causas judiciales.

El pasado 20 de agosto de 2024, se registró una escucha telefónica en la que Enrique Antequera, conocido por su vinculación con actividades comerciales en La Salada, mantiene una conversación con un interlocutor no identificado. En el diálogo, Antequera hace referencia a sus supuestos contactos con funcionarios policiales, específicamente mencionando al jefe de la Policía Bonaerense, Villar.

Durante la conversación, Antequera se refiere a Villar como "el jefe de la policía" y confirma que puede comunicarse con él si es necesario, indicando una posible relación de influencia. El interlocutor también menciona que se encuentra con un patrullero y que se desplazará a la comisaría de Castillo, sugiriendo una posible coordinación o gestión a nivel policial en relación con las actividades de Antequera.

Por otra parte, en el ámbito judicial, el viernes pasado el juez federal Luis Armella ordenó levantar la clausura de las tres ferias que operan en el predio de La Salada, en el marco de una investigación por lavado de dinero, asociación ilícita y evasión impositiva. La decisión del magistrado implica que las ferias Punta Mogote, Ocean y Urkupiña podrán reabrir, pero bajo estrictas condiciones, entre ellas la designación de interventores, la obligatoriedad de realizar todas las operaciones de manera bancarizada y la presencia de fiscalizadores permanentes de ARCA (ex AFIP) y del Ministerio de Trabajo.

El proceso de reapertura, sin embargo, se estima que llevará varios días, dada la complejidad de las condiciones establecidas y la necesidad de implementar los controles correspondientes. La decisión busca equilibrar la continuidad de las actividades comerciales con la necesidad de garantizar la transparencia y evitar irregularidades en el marco de la investigación en curso.