Confrontación en el Congreso: Milei y Manes Desatan un Escándalo que Sacude la Política Argentina

El discurso inaugural de las sesiones legislativas por parte del presidente Javier Milei se convirtió en un escenario de confrontación y tensiones políticas que capturaron la atención no solo de los presentes en el recinto, sino también de la opinión pública en general. En un ambiente que ya se percibía tenso, la intervención de Milei se centró en su intención de acelerar los nombramientos en los cargos vacantes del Poder Judicial, una propuesta que fue recibida con aplausos y vítores por parte de los miembros de su partido, que vieron en esta medida una reafirmación de su agenda política.

Sin embargo, la reacción del diputado radical Facundo Manes fue inmediata y desafiante. En un gesto simbólico de protesta, Manes levantó un ejemplar de la Constitución Nacional, recordando a Milei que ya había designado jueces por decreto en ocasiones anteriores. Este acto no solo buscaba subrayar la importancia de la independencia judicial, sino que también pretendía poner en evidencia lo que muchos consideran un intento del presidente de concentrar poder en su administración. La sala, que ya se encontraba cargada de emociones, se estremeció ante la provocación.

Milei, desde el estrado, no dudó en responder a Manes con una contundencia que sorprendió a muchos. “Leela, Manes, te va a hacer bien. Supuestamente, vos entendés cómo funciona el cerebro y parece que no aprendiste nada”, dijo el presidente, intensificando el clima de enfrentamiento. La ironía de sus palabras, acompañada por una referencia a la inteligencia artificial, apuntaba no solo a cuestionar la capacidad del diputado para interpretar la realidad política, sino también a resaltar lo que Milei considera una incoherencia en la postura de Manes, quien ha oscilado entre diferentes ideologías políticas a lo largo de su carrera.

Las reacciones en el recinto no se hicieron esperar. Los aplausos y vítores de la bancada de Milei contrastaron con la indignación de los opositores, quienes vieron en el discurso del presidente un ataque a la independencia del Poder Judicial. Esta polarización creciente fue palpable cuando Pablo Juliano, presidente del bloque Democracia para Siempre, cuestionó una parte del discurso que hacía referencia al agravamiento de las penas existentes. Su pregunta sobre si esta medida incluiría las estafas virtuales, en alusión al controvertido caso de la criptomoneda $LIBRA, evidenció la complejidad del debate y las preocupaciones sobre la regulación del sector financiero en un contexto de creciente digitalización.

La tensión escaló dramáticamente cuando, desde los palcos libertarios, comenzaron a resonar gritos y provocaciones. Agustín Romo, presidente del bloque de Diputados de la provincia de Buenos Aires, lanzó una amenaza directa a Manes: “Bajo y te cago a trompadas”. Este tipo de declaraciones solo sirvieron para exacerbar la confrontación y evidenciar la polarización que caracteriza a la política argentina en los últimos años. En medio de este tumulto, Santiago Caputo, asesor presidencial, desafió a Manes a mirarlo a los ojos, un gesto que también se convirtió en un símbolo de la confrontación que estaba teniendo lugar.

Una vez finalizada la Asamblea Legislativa, el conflicto no se disipó. En los pasillos del Congreso, Manes y Caputo intercambiaron insultos, llevando la tensión a un nivel físico. Según testigos del incidente, la situación se tornó tan tensa que fue necesario separarlos físicamente para evitar una confrontación más seria. Minutos después, Manes denunció ante la prensa que había sido amenazado por Caputo y que había recibido dos golpes en la espalda por parte de un tercero. “Vino alguien y me pegó dos piñas”, afirmó, gesticulando para ilustrar el ataque. Aunque no pudo identificar al agresor, insinuó que podría haber tenido algún vínculo con el entorno del asesor presidencial, lo que complicaba aún más la situación.

Ante las acusaciones de Manes, Javier Milei utilizó su perfil en la red social X (anteriormente conocida como Twitter) para desmentir los hechos. Compartió un video que recopilaba las acusaciones del diputado, así como un momento en el que Caputo le dio una palmada al finalizar la discusión. “Aquí la prueba de lo mentiroso que es Manes y de la basura que son los periodistas que intentaron hacer de esto un escándalo”, escribió Milei, arremetiendo contra la prensa y descalificando a muchos periodistas, a quienes calificó como “parte del problema” y “coimeros”. Esta respuesta no solo buscaba deslegitimar las acusaciones de Manes, sino que también reflejaba la postura combativa del presidente hacia los medios de comunicación, a quienes considera adversarios en su lucha política.

El incidente se produjo en un contexto donde Milei había leído un capítulo especial sobre los cambios que planeaba implementar en el Poder Judicial, generando una serie de reacciones entre los legisladores. La intervención del presidente fue acompañada por aplausos de su bancada, en contraste con la creciente indignación de los opositores, quienes vieron en su discurso una amenaza a la independencia judicial. Esta dinámica de confrontación y polarización no solo se limitó al recinto legislativo, sino que se trasladó al ámbito mediático y a las redes sociales, donde las distintas facciones políticas comenzaron a tomar partido.

Tras los incidentes, Manes se reunió con Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, y otros miembros de su bloque para solicitar las grabaciones de seguridad del Congreso, con el objetivo de esclarecer lo sucedido. Según información obtenida por Infobae, en su calidad de presidente del bloque al que pertenece el diputado agredido, Juliano presentó una denuncia en la comisaría de la Cámara de Diputados por “violencia y amenazas”. En su declaración, enfatizó la necesidad de obtener los videos para identificar al responsable de la agresión, señalando que las amenazas provinieron de Santiago Caputo.

El representante de Democracia para Siempre describió el episodio como “dramático” y criticó la decisión de restringir el acceso de la prensa al recinto. “Ahora entendemos por qué los habían corrido a ustedes, porque no querían que estuvieran en los pasillos del Congreso haciendo su trabajo”, argumentó, dejando entrever una preocupación por la transparencia en el ejercicio legislativo y la necesidad de que los ciudadanos estén informados sobre lo que ocurre en sus instituciones.

Por su parte, el sector de Seguridad del Congreso informó que las grabaciones estarían disponibles al día siguiente, lo que generó una expectativa sobre la posible revelación de nuevos detalles en torno al altercado. Cerca de la medianoche, Juliano aguardaba ser citado por los agentes de la Policía Federal presentes en el recinto, para poder presentar su versión de lo acontecido y contribuir a la investigación del caso. Esta búsqueda de claridad en medio de la confusión y el conflicto es un reflejo de la necesidad de los legisladores de mantener su integridad y la confianza del público en el sistema político.

Este altercado no solo ha dejado en evidencia las tensiones políticas existentes, sino que también plantea interrogantes sobre la seguridad en el Congreso y el clima de confrontación que se vive en el ámbito político argentino. El episodio se suma a una serie de conflictos que marcan la dinámica del actual gobierno y su relación con la oposición, reflejando un contexto de polarización y desconfianza que permea la escena política nacional. La situación actual invita a reflexionar sobre la necesidad de un diálogo constructivo entre los actores políticos, así como sobre la importancia de restablecer un clima de respeto y colaboración en la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta el país. La independencia judicial, la seguridad y la transparencia en la política son temas que requieren atención inmediata, y este incidente podría ser un catalizador para un cambio en la forma en que se llevan a cabo las discusiones y decisiones en el ámbito legislativo.