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Mi amigo Víctor Humo se quedó sin trabajo. Sin ánimo de entrar en la discusión acerca de si fue un despido con causa, si se trata de una reestructuración de la compañía o se trata de la no renovación del contrato, el objetivo de esta columna es ayudarlo a encontrar un nuevo empleo, antes de que se tenga que ir a vivir a la villa 31.
Es importante destacar que VH no tiene muy buena autoestima y eso es algo que tenemos que ir trabajando. No puede ser que se arrastre por el piso, prácticamente suplicando de rodillas, para que los gerentes que acaban de despedirlo le devuelvan el puesto. Tiene que entender que la empresa quiso cambiar y no hay que resistirse a los cambios, por que si no nos terminamos aburguesando. Y si hay algo de lo que puedo estar completamente seguro es de que mi amigo no es ningún burgués.
Otra cosita que hay que ir mejorando es la actitud. Desde chico, Víctor Humo siempre tuvo la tendencia a victimizarse y eso no les cae bien a los profesionales de recursos humanos. Desde que estaba en el colegio denunciaba supuestos complots que no le permitían actuar de San Martín o simplemente le impedían aprobar algún examen. Incluso a los trece años, dijo que se sentía discriminado porque no le otorgaban el registro de conducir. A los dieciocho quiso viajar en avión a Europa, Se calzó la mochila y se dirigió a Ezeiza, pero la compañía aérea (compuesta en su mayoría por capitales extranjeros) lo discriminó por no tener el pasaje ni dinero para comprarlo.
Lo primero que le voy a sugerir es que a la hora de armar el currículum, haga resaltar su principal virtud. Víctor Humo es un gran vendedor. Siempre admiré su capacidad para vender cualquier cosa, es un tipo que puede vender una bolsa de arena en el medio del desierto, un fenómeno de la persuasión. Cualquier empresa lo contrataría de inmediato si conocieran su potencial, sobre todo como telemarketer, ya que cuenta con una gran dicción, una voz inigualable y una capacidad poética extraordinaria.
Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para que consiga un trabajo. Un trabajo donde se lo valore, se lo tenga en cuenta, se lo respete. Un trabajo donde, si es necesario, discriminen a otros para no discriminarlo a él. Porque lo quiero. Cómo no lo voy a querer, si hasta me sugirió que reclamara pauta oficial para esta columna. Me dijo: “si no te dan la pauta oficial, te están censurando”. Un genio.
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