DANA en Valencia: ¿Qué falló? ¿Pudo prevenirse la tragedia?

A medida que el ejército español se moviliza con los servicios de emergencia locales para ayudar a las comunidades afectadas, las autoridades reconocen que el número actual de 214 fallecidos, con 211 en Valencia, dos en Castilla-La Mancha y uno en Andalucía, se incrementará a medida que se despejen las calles y carreteras obstruidas por el barro y los vehículos arrastrados por la devastadora inundación.

De acuerdo con José Ángel Núñez, líder de Climatología en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Valencia, citado por la Cadena Ser, "se avecina una tragedia humanitaria que será la más severa en España posiblemente desde 1962", año en el que unas inundaciones causaron la muerte de mil personas en la región de Vallés, en Cataluña. Según las palabras de Jorge Olcina, experto en climatología de la Universidad de Alicante, en un país avanzado como España, con los recursos disponibles, situaciones como estas no deberían tener lugar.

¿Qué es una DANA, ese evento climático que desencadenó las intensas precipitaciones que han causado la pérdida de vidas en el sureste de España?

Después de tres días de intensas lluvias, numerosas personas, tanto dentro como fuera de España, se cuestionan sobre el origen de una tragedia tan devastadora en un país que rara vez experimenta desastres naturales con un impacto tan trágico en la población.

Existen múltiples razones:

1- Lluvias fuera de lo común: A pesar de que es común que en septiembre y octubre las regiones mediterráneas de España sufran lluvias intensas y tormentas, las precipitaciones que se registraron en las áreas más afectadas superaron todas las expectativas. En la región de Valencia, se registraron precipitaciones de hasta 500 litros de agua por metro cuadrado, superando la cantidad habitual anual en solo unos minutos en ciertas localidades. De acuerdo con las palabras de José María Bodoque, experto en análisis de peligros por inundaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, las lluvias empaparon velozmente la tierra, provocando aumentos repentinos en arroyos, ríos y cauces secos que se desataron en poco tiempo, reduciendo así la capacidad de reacción.

Grabaciones compartidas en plataformas digitales por residentes de ciertos pueblos perjudicados exhibieron cómo un torrente de agua y lodo se desplazaba por las calles y senderos, incluso en áreas donde no caía lluvia. Tan solo era el comienzo de una pesadilla cuya magnitud en ese momento no podía concebir.

2- Falta de previsión: Pese a que la Agencia Estatal de Meteorología elevó al máximo su nivel de alerta en la mañana del martes 29 por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que trajo las lluvias, y advirtió de "un nivel de riesgo para la población muy alto", las autoridades no adoptaron medidas excepcionales.

Hacia las 13:00 h. de ese día, Carlos Mazón, quien lidera el gobierno regional de la Comunidad Valenciana, comunicó que el temporal se dirigía hacia la Serranía de Cuenca en estos instantes. Se prevé que para las 18:00 h. su fuerza disminuya en la región valenciana. En cambio, en poco tiempo devastaba una extensa área de la provincia de Valencia.

Cuando Protección Civil emitió una advertencia a los teléfonos celulares de los habitantes, el agua ya fluía sin control en distintos lugares, obligando a muchas personas a agarrarse a los árboles o buscar refugio en los techos para escapar de un caudal incontenible.

A medida que se descubren cuerpos sin vida, se hace evidente que varios perecieron por asfixia dentro de los vehículos en los que se desplazaban o al intentar sacarlos del garaje para evitar que el agua que se acumulaba en los niveles inferiores y sótanos los afectara.

Según el climatólogo Olcina, la población continuó con sus actividades cotidianas sin tomar las precauciones necesarias, con un gran número de personas expuestas transitando por las calles, carreteras y viviendas, en lugar de protegerse o evacuar áreas en riesgo. Olcina opina que en tales circunstancias es fundamental emitir órdenes de evacuación y movilizar a las fuerzas de seguridad para garantizar la seguridad de la población.

En medio de la controversia en España sobre quién fue el culpable de la falta de acción oportuna, Olcina opina que la tragedia ha evidenciado que el sistema autonómico en España carece de los recursos necesarios para enfrentar una crisis de esta envergadura.

En momentos como este, no es apropiado debatir políticamente ni hacer diferencias entre lo que es local y lo que es nacional; es necesario actuar con prontitud.

3- Un caótico desarrollo urbano: La impactante vivencia de la DANA de 2024 ha vuelto a evidenciar la histórica situación de la caótica ocupación del territorio en la costa mediterránea española, una región altamente habitada y turística del país, donde desde hace mucho tiempo se edifica en áreas propensas a inundaciones.

En la región de Valencia hay una gran cantidad de ríos temporales, generalmente sin agua pero susceptibles a inundaciones esporádicas, y en sus márgenes se han edificado los vecindarios donde actualmente reside una multitud de habitantes. Esto es lo que ocurrió en la rambla del Poyo, en el pueblo de Chiva, uno de los lugares que fue devastado por las inundaciones.

Eventos como la crecida del río Júcar en Valencia en 1957 o las fuertes lluvias en Alicante en 1982, que causaron la pérdida de muchas vidas, previamente señalaron una situación cuyas ramificaciones se han revelado ahora de forma aún más catastrófica.

En la Conversación, el especialista José María Bodoque destaca que la urbanización de áreas cercanas a ríos y arroyos es el factor clave que aumenta las consecuencias devastadoras en vidas humanas, afectados y daños económicos durante estos eventos, situación que se ha observado en la mayoría de las zonas urbanas impactadas por la DANA.

4- El impacto del cambio climático: Las depresiones aisladas en niveles altos, y las fuertes lluvias en corto espacio de tiempo que traen consigo, son un fenómeno habitual en el final del verano en el Levante español. Tradicionalmente conocido como la "gota fría" este fenómeno se origina cuando una masa de aire polar solitaria comienza a moverse a altitudes extremadamente altas y colisiona con el aire cálido y húmedo característico del Mediterráneo al final del verano. Esto suele provocar tormentas que liberan una gran cantidad de agua en un corto período de tiempo. Los habitantes locales están acostumbrados a su presencia, pero no están preparados para sufrir eventos tan devastadores como el ocurrido esta semana. 
Según los especialistas, es muy probable que el cambio climático esté favoreciendo el incremento en la frecuencia y la intensidad de este fenómeno.

De acuerdo con las palabras del experto en clima Olcina, a medida que las aguas del Mar Mediterráneo se calientan, se generan nubes de mayor intensidad que provocan lluvias más abundantes.

Varios especialistas han expresado opiniones similares, y un informe preliminar de la organización académica World Weather Attribution, dedicada a evaluar el efecto del calentamiento global en fenómenos climáticos extremos, ha concluido que las lluvias que afectaron a España fueron un 12% más fuertes debido a este fenómeno, al mismo tiempo que se duplicaron las posibilidades de que ocurran.

Con información de BBC NEW MUNDO.