LA "CASA ANDA" UNA OBRA DEL RECONOCIDO ARQUITECTO VIRGINIO COLOMBO, BUSCA SER SALVADA POR UN GRUPO DE VECINOS.

La casa que guarda oscuros mitos y que tiene más de cien años de vida, corre riesgo de desaparecer, quien esto escribe vivió allí desde su nacimiento hasta los 13 años. Mañana se reunirán en la puerta del edificio a las 16,30 , vecinos que juntaran firmas para tratar de evitar su desaparición.

Actualidad23/08/2024Ariel LugoAriel Lugo
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Hacer una nota sobre un edificio con carácter histórico, que encima es donde uno nació y se crio, no es una tarea fácil, ese lugar es amado por mí, allí di mis primeros pasos, y viví los maravillosos años de la infancia. 

Pero para comenzar la historia de la casa comienza, cuando Leandro Anda, dueño de calzados Anda, decidió construir una vivienda en la avenida Entre Ríos 1081. El trabajo le fue encargado al arquitecto de su fábrica, la cual estaba ubicada a 3 cuadras, el mismo era el milanés, Virginio Colombo, el cual realizo más de 50 trabajos de art noveau en la ciudad de Buenos Aires.

El resultado final fue un edificio de tres plantas y tres cuerpos, cuya primera parte era para el local de venta y las otras dos eran residencias con vitrales, ventanales y balcones junto a un almohadillado arquitectónico rustico en su fachada. 

Los materiales íntegramente traídos desde Europa, incluían pisos de roble, frescos y bronces, que adornaban la mansión. Conforme pasaron los años, la casa seria conocida en el barrio como la casa del ahorcado. 

Se decía que una familia de procedencia italiana, en la década del 20 se mudó allí, cuyos hijos mellizos se enamoraron de la misma mujer, uno logró besarla y que, al enterarse de ello, el otro hermano, en una noche de lluvia lo ahorco para matarlo y luego se suicidó en la terraza de la casa, el padre quien presencio el acto falleció de un infarto y la madre al quedarse sola, enloqueció y desde entonces se decía que estaba embrujada.

Según cuentan algunos vecinos durante las décadas siguientes el espíritu del ahorcado aparecía en el mirador del edificio. Párrafo aparte, en los años que yo viví allí, la escalera de acceso de la terraza al mirador estaba rota, y no se podía acceder, quizás haya sido por este motivo, nunca lo supe. 

Años después del mito a partir de la década del 60, la casa se había transformado en un hotel familiar y seguiría funcionando así hasta mediados de los 80’s, mi madre fue la encargada a comienzos de la década del 80. 

La vivienda luego quedaría cerrada y sufrió una usurpación, durante años, donde destruyeron gran parte del interior, y hasta hicieron una construcción en la terraza del tercer piso, precisamente la que pertenecía a lo que fue mi casa, y luego de desalojar a los usurpadores fue cerrada, y abandonada. 

La casa construida por Colombo está catalogada con “nivel de protección cautelar” por el código urbanístico, pero a mediados de julio una diputada de LLA, María del Pilar Ramírez, presentó un proyecto para descatalogarla como paso previo a su demolición. Se excusa en el supuesto peligro de derrumbe, por este motivo es que la junta de estudios históricos de San Cristóbal, está intentando denodadamente el rescate del histórico inmueble, y hace años vienen luchando para evitar la desaparición del edificio, hasta hicieron una proposición para transformar el inmueble, en un edificio con fines culturales, ellos esgrimen con total y justa razón, que destruir o alterar este tipo de edificaciones seria perder una parte irremplazable de nuestra memoria colectiva, privando a las futuras generaciones la posibilidad de conocer y apreciar la diversidad estilística que ha dado forma a nuestra identidad.

Quizás muchos piensen que tratar de preservar este edificio es algo tonto, o evitar el paso hacia el futuro, pero realmente duele ver como obras de arte como esta van desapareciendo de a poco, y queda quizás como una muestra de una época de esplendor pasado. 

En la misma situación se encuentra otro inmueble, a tan solo 8 cuadras de allí, en Solís al 1800, en el barrio de Constitución, un edificio del arquitecto Carlos Bianchi, un italiano radicado en Buenos Aires, fallecido en 1912, se enfrenta a la misma situación, la casa cuenta en su fachada con cuatro paños de cerámica esmaltada belga de 42 piezas cada una, con figuras femeninas. 

A principios de julio fueron desalojadas del lugar alrededor de 30 familias que vivieron allí y que venían resistiendo a otros desalojos, desde entonces las ventanas están tapiadas con ladrillos, si bien el deterioro de la casa no es tan evidente como en el caso de la casa Anda, su suerte parece echada, ya que en las rejas de uno de sus balcones se anuncia, próximamente, Solís 1835, unidades de 1 y 2 ambientes. 

Es realmente muy triste como nada parece importarle al progreso o quizás, mejor dicho, a quienes no les importa la identidad de la ciudad, sino sus propios negocios.

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