HACE 42 AÑOS JUAN PABLO II VISITABA NUESTRO PAIS POR PRIMERA VEZ

El sumo pontífice visitaba nuestro país, de manera casi fugaz en un contexto complejo debido al conflicto con Inglaterra por la guerra de Malvinas.

Actualidad 11/06/2024 Ariel Lugo Ariel Lugo
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Ese 11 de junio de 1982, en pleno conflicto bélico con Gran Bretaña por la guerra de Malvinas, el papa polaco Karol Wojtyla, se transformaría en el primer papa en visitar nuestro país.

Se reunió brevemente con el entonces presidente de facto Galtieri y provocó tal devoción popular que hizo posible que solo dos días más tarde los militares se rindan ante los británicos en la guerra del Atlántico sur.

Juan Pablo II solo estuvo 31 horas en el país, pero esas horas bastaron para dejar una huella imborrable en la memoria los argentinos.

Todos recordamos que a su paso la multitud le cantaba “Juan Pablo segundo te quiere todo el mundo”. Ese viernes 11 de junio de 1982 diluviaba en Buenos Aires, el santo padre bajó las escalerillas del avión, bendijo nuestra ciudad, se arrodillo y repitió el gesto que lo haría famoso en todo el mundo, besar la tierra que lo recibía. 

Su visita sorprendería a todos, solo diez días antes había estado en el Reino Unido, y si bien tenía en agenda un viaje a Sudamérica, nuestro país no estaba previsto en su agenda.

Juan pablo II pronunciaría muchas homilías contra el comunismo, condenaría las leyes del mercado y era simpatizante del socialismo. Él sabía perfectamente las circunstancias coyunturales que atravesaba nuestro país en aquellos días, aun así, pidió sumar nuestro país a su itinerario, ya que le parecía muy poco correcto haber besado suelo británico y no hacer lo propio con el argentino, que encima la estaba pasando tan mal.

A lo largo de la travesía en auto, hasta la catedral metropolitana, la gente se acercaba a ovavionarlo al costado del camino. Al día siguiente el papa celebraría dos misas, una a la mañana en la basílica de Lujan, viajando en un colectivo de la línea 501 que sería bautizado como el colectivo del papa.

La segunda en la cual estuve presente en el mediodía en un altar en avenida libertador y sarmiento. Luego en casa de gobierno, tuvo una reunión a puertas cerradas con el presidente de facto, esos veinte minutos cambiarían la historia de nuestro país. Se dice que el papa se ofreció a viajar en persona a las islas y Galierti jamás le respondió el ofrecimiento, limitándose a pedirle su bendición.

Cuatro horas después, ya en Ezeiza, Juan Pablo II subía nuevamente al avión y se marchaba hacia Rio de Janeiro. 

Al día siguiente Argentina perdería ante Bélgica en el partido inaugural del mundial España 82. 

A media mañana del 14, Mario Benjamín Menéndez, gobernador militar de las islas, se rendiría ante Jeremy Moore, despidiéndonos de un sueño que duro 74 días y acabo como una pesadilla.


EL COLECTIVO DEL PAPA 

Estaba pautado que el papa se trasladaría a Lujan en tren, y luego desde la estación a la basílica en un Ford fairlane presidencial. Luego retornaría usando los mismos transportes, sin embargo, poco después de aterrizar en nuestro país, el sumo pontífice manifestó no querer trasladarse en un vehículo cerrado, que quería despedirse estando cerca de la gente.

Entonces comenzarían los cambios de manera frenética, el fairlane solo sería utilizado para la ida y no para la vuelta. La primera idea fue llevar el papamóvil, pero enseguida surgió una alternativa más pintoresca, trasladar al papa en un colectivo, uno de la línea 501 el cual no tendría que desviarse de su recorrido habitual ya que tenía varias paradas en la zona de la basílica.

La única reforma que se le hizo al colectivo fue una silla junto al asiento del conductor, ese colectivo continuaría en actividad 16 años más, pero increíblemente no tuvo la mejor de las suertes, fue abandonado a pesar de su enorme valor histórico. Llevado de un terreno baldío a otro, y todos los dueños de los talleres se lo querían sacar de encima, hasta que un día todo cambió, justo antes de ser desmontado, apareció un grupo de aficionados con la intención de rescatarlo, y así un ex trabajador de la línea convenció a sus antiguos colegas para restaurarlo y dejarlo como nuevo.

Finalmente, y tras seis años de luchas el colectivo quedo como nuevo, incluso al girar la llave hasta arranco el motor. Lo cual se dice que fue el tercer milagro de Juan Pablo II, los otros dos fueron, el primero que el colectivo estuvo 15 años tirado y lo agarraron 20 inundaciones.

Después los segundos buscaban a quien había hecho esa silla especial y no lo podían encontrar, hasta que un día de manera fortuita lo encontraron comiendo helado, a lo cual le preguntan si sabía que había pasado con la silla del papa, y el hombre les responde, “la tengo yo”.

Realmente increíble, la había conservado y la donó, de manera tal que el colectivo se armaría tal cual estaba. Actualmente este colectivo está en el museo de transporte de Lujan, es parte de la historia de nuestro país, y parte de la guerra, una historia más que interesante que acompaño a aquella recordada visita, la cual, cambió el curso de aquella guerra con Gran Bretaña y de esa manera también empezaría a poner punto a la dictadura militar.

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