El paro general del 9 de mayo marca la segunda protesta de la CGT en los últimos cinco meses del gobierno de Milei

La central obrera prevé una huelga fuerte debido a la participación de los gremios del transporte público, pero no anticipa cambios significativos por parte del Ejecutivo. La fuerte advertencia de la administración libertaria y los servicios afectados.

09/05/2024 Alejandro Cabrera Alejandro Cabrera
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En un contexto económico-social crítico debido al fuerte deterioro de los ingresos de trabajadores, jubilados y los sectores más vulnerables, a pesar de la desaceleración de la inflación de las últimas semanas, la CGT llevará a cabo un nuevo paro general en contra de Javier Milei este jueves en medio del trámite decisivo de la Ley Bases y el paquete fiscal en el Senado. La central obrera ha decidido llevar a cabo una segunda huelga después de 5 meses de haber comenzado la gestión libertaria. La adhesión estratégica de los gremios del transporte público será un factor clave en la expectativa sindical de lograr el éxito de la medida de fuerza.

La huelga reflejará también los cambios en la compleja relación que Milei ha establecido con el sindicalismo desde que asumió el poder. A pesar de que el Gobierno se acercó a la cúpula cegetista hace varias semanas, lo que permitió abrir un espacio para el diálogo y gestionar con la dirigencia gremial una reducción significativa de la reforma laboral contenida en la Ley Bases, los gestos no cumplieron con las aspiraciones de los sindicalistas.

En respuesta a la oposición a la presión gubernamental para establecer un límite a las paritarias y las políticas de ajuste en varios sectores, los sectores más críticos de la central obrera, liderados por Pablo Moyano y el barrionuevismo, intensificieron su ofensiva y obligaron a los grupos más dialoguistas, la alianza conformada por "gordos" e "independientes y que controlan la cúpula de la entidad, a asumir un papel más hostil

El Gobierno abandonó cualquier intento de frenar el paro y adoptó una postura más crítica hacia la dirigencia cegetista desde entonces. En primer lugar, el Gobierno desautorizó los argumentos de la medida de fuerza ("no tiene pies ni cabeza", según el ministro del Interior, Guillermo Francos), y Patricia Bullrich advirtió que se aplicará el protocolo antipiquetes durante la huelga, aunque no se prevé ninguna movilización.

Los empleados del gobierno que dejen de trabajar serán descontados de sus salarios del día. Adorni afirmó que aquellos que no trabajan y no cumplen con su actividad no tienen derecho a cobrar. Además, al enfatizar su crítica hacia la falta de compromiso de la CGT con el gobierno de Alberto Fernández, criticó que aquellos que buscan continuar haciendo de Argentina un país de servidumbre no pueden hacerlo. Rodolfo Aguiar, líder de ATE, uno de los gremios de la CTA Autónoma que participarán en la protesta junto a la CTA de los Trabajadores de Hugo Yasky, respondió a Adorni diciendo que no tendría a nadie para servirle el café.

Además, Milei expresó su desacuerdo con el paro general convocado por la CGT. El mandatario levantó la inscripción en una fotografía intervenida que publicó en su cuenta de Instagram.

La Secretaría de Transporte también recibió las advertencias oficiales sobre el paro, y este miércoles anticipó que se reducirán los subsidios estatales a las empresas de colectivos que no presten servicio durante el paro general. Es probable que el gremio de conductores de colectivos de la UTA, cuya participación en la huelga estuvo en duda hasta esta semana, haya anunciado su decisión de detener los servicios.

La protesta en el sector del transporte de pasajeros será masiva, ya que no se llevarán a cabo los trenes, los ferrocarriles subterráneos de la ciudad, los taxis y la actividad aerocomercial. Con esa situación, la CGT está entusiasmada por llevar a cabo una huelga total y contundente ("un parazo", según su liderazgo), pero temen que el éxito de la medida pueda llevar a cambios significativos en la gestión de Milei a corto plazo.

Para paralizar o afectar el normal funcionamiento de otras actividades, la adhesión al transporte será fundamental. No habrá atención en bancos públicos y privados durante todo el día, ni se impartirán clases en escuelas y universidades, y en los hospitales públicos solo se brindarán atención de urgencias.

El funcionamiento habitual de supermercados, tiendas de proximidad, bares y restaurantes, farmacias y estaciones de servicio también se verá afectado. Se suspenderá el servicio de correo postal, así como el transporte de mercancías, combustibles y recolección de desechos. La medida de fuerza limitará la actividad industrial en sus diversas ramas, mientras que el cierre total en los puertos tendrá un impacto en el comercio agroexportador y las importaciones.

La unión de los dos gremios estatales más importantes, UPCN y ATE, provocará una falta de atención en los organismos públicos y un impacto negativo en la actividad de la administración pública nacional, que afectará también a las provincias y municipios.

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